Al ser humano se le puede definir como alguien que
nace vacío. Las distintas edades, a lo largo de la vida, le permiten llenar los
espacios, de diferente forma para cada quien. Cuando se es niño vivir es juego
y, de manera inconsciente, la máxima aspiración es utilizar el tiempo solo para
divertirse, para descubrir.
Con los años viene la toma de consciencia, a distinta
edad. La realidad destruye ese mundo de juegos y de nuevo viene el vacío.
Estudiar, trabajar, ganar dinero, viajar, tener
amigos; tener pareja, alguien con quien compartir la vida, para muchos el fin
último de la existencia; todo se hace para llenar los vacíos.
La felicidad, permanente o pasajera, se produce cuando
se tiene la menor cantidad de vacíos.
Cuando la convivencia en pareja se prolonga, produce
la sensación de estar lleno, de no necesitar nada más; de ahí la eterna búsqueda.
En la película “Amour”, Michael Haneke cuenta la
historia de una pareja que ha llegado a los últimos años de la vida, en la que
ambos parecen haber encontrado la fórmula de la felicidad; pero la vejez es
demoledora y sobreviene la tragedia.
Haneke es un cineasta cuya obra explora las diversas
facetas de la condición humana. Sus películas no hacen concesiones al
espectador. En ellas expone los sentimientos más oscuros, o los más puros.
“Amour” es un tratado sobre la vida, resumido en los
últimos años de sus protagonistas.
Económica en recursos, el peso de la cinta
lo llevan los dos personajes principales, quienes actúan en la mayor parte del
metraje en una sola locación.
Jean-Louis Trintignant, interpreta a Georges y
Emmanuelle Riva a Anne. Ambos realizan actuaciones conmovedoras. Sin
filigranas, ni caracterizaciones apoyadas en maquillaje o modificaciones
físicas, los veteranos actores construyen personajes entrañables, capaces de
generar distintos sentimientos en el público.
El ritmo del filme es pausado, pero certero. En la
medida que la trama y el deterioro físico de los personajes avanzan, se llega a
percibir la vida como una herida imposible de cerrar y que a cada momento se
hace más profunda. Es el dolor que provoca saber que la persona amada ya no
estará. El vacío más temido, el de enfrentar la soledad después de haber
disfrutado la compañía.
Michael Haneke hace un trabajo extraordinario en la
dirección de “Amour”. Con una historia sencilla realiza una producción cuyo
argumento se queda dando vueltas en la mente de quien la ve.
Es imposible no pensar en la tragedia de vivir, en lo
utópico y efímero de la felicidad. Tarde o temprano la muerte truncará
cualquier historia de amor.
“Amour” puede ser calificada como una obra de arte, y
como la mejor película de 2012.
Calificación 10/10
Tengo demasiadas ganas de verla y más ahora después de leer tu critica!
ResponderEliminarSaludos
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