La monarquía británica ha sido, y es, fuente permanente de historias para el cine, la televisión y las revistas del corazón, algunas emparentadas con la telenovela.
La vida de la realeza, irónicamente llega a ser irreal, debido a que viven bajo estándares de educación y comportamiento distintos a los de la gente normal.
En los años previos a la segunda guerra mundial, el rey Jorge V murió y le sucedió en el trono Eduardo VIII, quien poco tiempo después, por no querer dejar su comportamiento licencioso, abdicó. El número dos en la línea de sucesión era Alberto, tipo maduro y juicioso, pero inseguro, producto de la tartamudez que lo había acompañado toda su vida; obligado por las circunstancias, fue proclamado rey, bajo el nombre de Jorge VI.
Durante muchos años, Bertie, como lo llamaban la familia y los allegados, buscó la forma de curar su afección, todos sus esfuerzos fueron inútiles, hasta que, Isabel, su esposa, contrató a Lionel Logue, excéntrico logopeda, quien finalmente lo ayudó. Con el título de: El discurso del rey, este episodio de la vida de Jorge VI fue llevado a la pantalla por el director londinense Tom Hooper.
La cinta se centra en la relación de médico paciente, y en cómo la interacción del rey con el plebeyo llegó a convertirse en legítima amistad.
No es el retrato fehaciente de una época, ni la exposición de complicadas tramas políticas, es una historia de superación de los traumas propios. Colin Firth, actor que con este papel confirma su talento, interpreta a Jorge VI, en algunas escenas contiene la emoción y el gesto, en otras libera el histrionismo, a ello agrega el excelente manejo de la dicción, para redondear un personaje que transmite la angustia que siente al hablar, tanto así que el espectador se sorprenderá moviendo los labios al mismo tiempo.
Geoffrey Rush es Lionel Logue, su trabajo es meritorio, logra crear un personaje que entiende su posición de plebeyo, y la asume, pero sabe que es alguien que tiene dignidad, y eso le permite exigir un trato igualitario.
El tercer personaje con peso en la película es la reina Isabel, interpretada por Helena Bonham Carter, ella es una actriz consistente y, aunque es muy versátil, son los papeles de época los que mejor se le dan.
El discurso del rey es un filme de escenarios bien recreados, vestuario impecable, ritmo adecuado, atinada fotografía y, por sobre todo, grandes actuaciones. Se le puede reclamar que no aprovecha las circunstancias históricas para hacer algo profundo, por eso será recordada como una producción bien hecha, pero no más.
Calificación 8/10
Y también por los oscares que se llevó. Tengo que verla.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Se ganó 4 Oscares, pero había mejores películas. Así es la academia.
ResponderEliminarSaludos
Buena película.
ResponderEliminarEs una película que se debería ver en versión original ya que el tema principal es la tartamudez del protagonista, Bertie, de modo que con el doblaje se perderán muchos juegos de palabras que realiza junto con otros ejercicios para superar su defecto. En ese sentido me ha recordado ligeramente a My Fair Lady. Pero no sólo de tartamudez trata la película, este problema sirve como "excusa" para indagar en cosas más interesantes como el cómo nos afecta lo que espera de nosotros la sociedad, los traumas de nuestra infancia, o la enorme responsabilidad y carga que es ser rey sin querer serlo.
ResponderEliminarUna cinta digna de ver, con grandes actores y gran guion.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Iván. Los que más habrán disfrutado de esta película son los angloparlantes, en VOS creo que sería peor el remedio que la enfermedad.
ResponderEliminarun guion y una direccion excelentes. A la vez, unos actores de 10, para ser recordada y verla muchas veces.
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