
El tema de la segunda guerra mundial, el holocausto judío, los campos de concentración, y todo lo sufrido por las víctimas del nazismo, ha dado para llenar kilómetros de celuloide. Todas las historias coinciden en lo monstruoso de aquel suceso, nadie lo puede negar; pero no siempre el cine es capaz de recrear el dolor que pudieron haber experimentado quienes tuvieron que enfrentarlo, en ese sentido, las imágenes siempre se quedarán cortas.
Títulos como: La lista de Schindler, obra maestra, no sólo del tema, también del cine, en general; y El pianista, puesta en escena de la fortaleza del espíritu humano; han logrado alcanzar niveles cercanos a la realidad; aunque también está, en el otro lado del espectro, el tema tratado con irreverencia, pero con tremenda sensibilidad en: La vida es bella.
Abordar tal evento se hace cada vez más difícil, como lo demuestra Los falsificadores, filme alemán producido en 2007, que a pesar de haber cosechado buena cantidad de premios, incluido el Oscar a mejor película en habla no inglesa, sólo por muy poco logra elevar el nivel más allá del promedio, quedando, al final, en intento honesto y técnicamente bien realizado, pero nada más.
La cinta cuenta la historia real de Salomon Sorowitsch (Karl Markovics), famoso falsificador de la época, quien al ser capturado es enviado a un campo de concentración. Días después de su llegada es trasladado a otro campo y confinado a una galera distinta, en donde sus ocupantes tienen algunos privilegios. Él y otros especialistas en impresión y artes gráficas son obligados a falsificar dinero, para llevar a cabo la llamada Operación Bernhard, que consistía en imprimir la mayor cantidad de libras esterlinas y dólares, con la idea de distribuirlos en los países enemigos y hacer colapsar su economía.
Aunque esté basada en hechos reales y eche mano de todos los elementos utilizados por sus predecesoras, la película no logra trascender el umbral del lugar común. Las imágenes remiten, inevitablemente, a lo mostrado por Spielberg, Polansky, Benigni, para citar a los directores de los títulos nombrados arriba. Se puede decir que la crudeza ya no es recurso, que es necesario darle un matiz distinto al sufrimiento, porque la reiteración, lejos de ser un homenaje, hace pensar que el director, Stefan Rusowitzky, optó por ir a lo seguro; es decir, llevar a la pantalla algo ya probado.
No se trata de una producción fallida, las actuaciones son buenas; la dirección de arte reproduce, con alto grado de fidelidad, los escenarios de la guerra; la fotografía confiere los colores necesarios para crear la atmósfera adecuada; sin embargo, el guión carece de diálogos inteligentes y no desarrolla en buena forma a los personajes, lo que redunda negativamente en el conjunto.
Los falsificadores es una cinta con buenas intenciones, pero a duras penas supera el límite del buen cine. Es un ejemplo de como los críticos, académicos y jurados, suelen sobreestimar todo lo que tenga olor a viejo continente.
Calificación 6/10
Títulos como: La lista de Schindler, obra maestra, no sólo del tema, también del cine, en general; y El pianista, puesta en escena de la fortaleza del espíritu humano; han logrado alcanzar niveles cercanos a la realidad; aunque también está, en el otro lado del espectro, el tema tratado con irreverencia, pero con tremenda sensibilidad en: La vida es bella.
Abordar tal evento se hace cada vez más difícil, como lo demuestra Los falsificadores, filme alemán producido en 2007, que a pesar de haber cosechado buena cantidad de premios, incluido el Oscar a mejor película en habla no inglesa, sólo por muy poco logra elevar el nivel más allá del promedio, quedando, al final, en intento honesto y técnicamente bien realizado, pero nada más.
La cinta cuenta la historia real de Salomon Sorowitsch (Karl Markovics), famoso falsificador de la época, quien al ser capturado es enviado a un campo de concentración. Días después de su llegada es trasladado a otro campo y confinado a una galera distinta, en donde sus ocupantes tienen algunos privilegios. Él y otros especialistas en impresión y artes gráficas son obligados a falsificar dinero, para llevar a cabo la llamada Operación Bernhard, que consistía en imprimir la mayor cantidad de libras esterlinas y dólares, con la idea de distribuirlos en los países enemigos y hacer colapsar su economía.
Aunque esté basada en hechos reales y eche mano de todos los elementos utilizados por sus predecesoras, la película no logra trascender el umbral del lugar común. Las imágenes remiten, inevitablemente, a lo mostrado por Spielberg, Polansky, Benigni, para citar a los directores de los títulos nombrados arriba. Se puede decir que la crudeza ya no es recurso, que es necesario darle un matiz distinto al sufrimiento, porque la reiteración, lejos de ser un homenaje, hace pensar que el director, Stefan Rusowitzky, optó por ir a lo seguro; es decir, llevar a la pantalla algo ya probado.
No se trata de una producción fallida, las actuaciones son buenas; la dirección de arte reproduce, con alto grado de fidelidad, los escenarios de la guerra; la fotografía confiere los colores necesarios para crear la atmósfera adecuada; sin embargo, el guión carece de diálogos inteligentes y no desarrolla en buena forma a los personajes, lo que redunda negativamente en el conjunto.
Los falsificadores es una cinta con buenas intenciones, pero a duras penas supera el límite del buen cine. Es un ejemplo de como los críticos, académicos y jurados, suelen sobreestimar todo lo que tenga olor a viejo continente.
Calificación 6/10
Creo que tu crítica es adecuada con respecto a que el director apeló a lo seguro. Eso es cierto, Fernando, pero creo que estás obviando algo que me parece importante con respecto al tema que abordaron.
ResponderEliminarLo que a mí me pareció interesante de la película es que era un judío, precisamente, del que el ejército nazi dependía para fortalecer su economía a través de la falsificación.
Ese es un tema que, al menos yo, desconocía del Holocausto y considero que ahí está lo distinto de Los falsificadores. En mi concepto el dilema al que se ven expuesto Sorowitsch y sus compañeros es interesante, porque se debaten entre hacer el trabajo más preciso para tener privilegios como capturados o hacer colapsar la economía alemana fallando a propósito. Ese dilema me parece fascinante, es una visión distinta de lo que vimos en la ya extensa lista de películas de la Segunda Guerra.
Tienes razón, no es para un 9 ó 10, pero 6 sobre 10 me parece poco para lo que yo vi.
Saludos, mi querido Fernando.
Esteban: Fijate que La lista de Schindler muestra como un nazi se aprovecha de los judíos para hacer su fortuna. La parte que señalás es buena, aunque me parece que el dilema no lo desarralla bien el director. Quizá le di un punto menos, ¿qué te parece un 7?
ResponderEliminarGracias por comentar.
Saludos
Jajajajaja. 7 me parece más justo. Sí. Jajajaja. Un abrazo.
ResponderEliminarSi estas interesado en el seguimiento del documental "Vivir de Pie. Las guerras de Cipriano Mera", que se estrenará a mediados de noviembre de este año, visítanos:
ResponderEliminarwww.vivirdepie-lasguerrasdeciprianomera.blogspot.com
Muchas gracias!
Aunque no he visto esta película, quisiera comentar sobre las otras que has mencionado. Estoy de acuerdo con los merecidos halagos para la Lista de Schindler y para La Vida es Bella. En cuanto a El Pianista, mi opinión es diferente.
ResponderEliminarEl Pianista tiene muchos lugares comunes, y bien podría llamarse "un judío en Varsovia" pues es una historia poco innovadora a mi juicio. Creo que esta película evidencia que no hace falta ser creativo para ganarse las buenas críticas, sólo hay que aplicar una buena técnica y una dirección experta sobre cualquier historia de judíos en la II Guerra, y te lloverán los premios. A mí, sinceramente, no me gustó.
Esteban: Nos vamos poniendo de acuerdo entonces.
ResponderEliminarHormiga: Gracias por el aviso, trataré de darle seguimiento al documental.
Gourmet: El pianista es una película muy bien hecha, en todos los sentidos, aun si no hubiera recibido premios pensaría que es así.
En cuanto a los premios que recibió, creo que tuvo mucho que ver en el asunto el hecho que el director sea Roman Polansky, es de aquellas deudas que a la gente de Hollywood le gusta pagar.
Saludos.
don fernando
ResponderEliminaryo iba a ver los falsificadores,pero ya se me fueron las ganas al leer como su señorìa los despedaza. asì que, ahora, cuènteme què hay de bueno por estos dìsa, porque quieron ver buen cine, como el que Ud. tiene a bien recomendarnos, saludos.
Librepensador: Gracias por pasar por acá, en cualquier momento voy a darle un vistazo a tu página. Gracias por la invitación.
ResponderEliminarJuan Carlos: De cualquier forma es una película que hay que ver. En cartelera no hay mucho, pero ya vendrán, en Cinemax se puede ver buen cine.
Saludos